VINCENT VEGA Y LA ESPOSA DE MARSELLUS WALLACE

En un bar, un boxeador llamado Butch Coolidge está hablando con Marsellus Wallace, el cual le convence para que pierda un combate (haciendo un acuerdo en apostar en su contra y así ganar una gran cantidad de dinero), y le presiona para dejar de lado el orgullo y los principios. Mientras tanto, Vincent y Jules entran al local vestidos de paisano y esperan para ver a Marsellus. Jules (quien lleva consigo el maletín negro) va al baño, y Vincent tiene un pequeño encontronazo con Butch. Tras esto, Vincent es recibido por Marsellus y se sientan a hablar.

Vincent debe llevar a cenar a Mia Wallace, la esposa de Marsellus, debido a que él debe ausentarse durante unos días. Pero antes de recoger a Mia pasa por casa de un amigo suyo traficante de drogas, Lance, a quien le compra 3 gramos de heroína y consume cierta cantidad. Vincent y Mia salen a cenar a un restaurante con una ambientación rockera de los años 50 y 60, llegando a participar y ganar en un concurso de baile que se organiza allí.

Al regresar a casa de Mia, Vincent concluye en que está empezando a sentir atracción por Mia, y mientras está en el baño reflexionando sobre ello, Mía encuentra en el abrigo de Vincent la bolsita con heroína que él había comprado. Creyendo que es cocaína, Mia la inhala por la nariz. Al salir del baño, Vincent la encuentra en estado de shock por sobredosis, y alarmado la carga en su coche y se dirige a casa de Lance. A pesar de hablar con él por teléfono, Lance rechaza ayudarle. Vincent acude allí de todos modos y estrella su coche contra la casa de Lance. Tras meter a Mia en casa del traficante, preparan una inyección de adrenalina que debe administrársele directamente en el corazón. Por la dificultad de esto, ninguno se siente preparado para hacerlo. Finalmente es Vincent quien lo hace siguiendo las indicaciones de Lance y logran reanimar espontáneamente a Mia.

Finalmente y tras lo sucedido, Vincent lleva a Mia de vuelta a casa. Antes de despedirse en la puerta, ambos acuerdan no hablar nunca de lo sucedido a Marsellus, y sellan dicho acuerdo con un apretón de manos.